TRAVERSON V-REX, NACIDA DE UN COMIC
Los cuellos crujen por doquier. Nunca antes hubo tanta gente boquiabierta. ¿Qué «puñetas» es eso? Se oye una vez tras otra. Pilotando la Travertson V-Rex eres el más admirado, incluso en la rica localidad californiana de Newport Beach, donde los Ferrari son tan comunes como los Chevrolet y donde, en una de las cafeterías locales más concurridas, abundan más las MV Agusta que las Ducati como la mía.
Actualmente, mi mandíbula se desploma por el mero hecho de estar conduciendo esta motocicleta. Hace sólo unos años, esta máquina era el producto de la imaginación del poder «pixelador» de la mente de un ilustrador informático llamado Tim Cameron. Este australiano estuvo dibujando fantasías digitales sobre dos ruedas (www.timcamerondesign.com.au), pero ahora estoy conduciendo la bestia, mientras circulo en dirección hacia México por la autopista de la Costa del Pacífico en una tarde calurosa. Esta moto existe gracias a la persistencia de un emigrante francés llamado Christian Travert. Ahora viviendo en Florida, Travert, constructor de la deportiva propulsada por turbina Y2K de helicóptero, vio la ilustración y contactó con Cameron. Los dos se pusieron de acuerdo y la moto, ahora, un par de años después, rueda por la autopista y ya se ha fabricado una primera serie.
Mi oportunidad para probar la «Tex» vino de manos del primer propietario de una, Jack Reynolds. Él consiguió la moto de 39.000 dólares (25.043 euros) gracias los ingresos que le proporciona su negocio de alquiler de motos (www.werentmotorcycles.com) y contó con Travert para que se la dedicara.
A pesar del extraña estampa de la V-Rex, la experiencia de conducción es sorprendentemente convencional. La distancia entre ejes es increíblemente larga por la masiva horquilla de bieletas delantera, pero la dirección es muy ligera. De hecho, a baja velocidad es incluso demasiado ligera, es exactamente lo opuesto a una pesada dirección chopper. A buena velocidad, la conducción es suave y virtualmente no hay hundimiento de la horquilla en la frenada. La mayor pega para conducir esta moto es la casi completa falta de altura libre al suelo a la hora de tomar curvas. Hasta ahora nunca había conducido una moto con tan poco capacidad para inclinar. Con el limitado ángulo de giro de la dirección, la falta de altura libre al suelo y la larga distancia entre ejes, los cambios de sentido están fuera de cuestión e incluso un giro normal de 90 grados en la carretera debe ser negociado a bajísima velocidad. Es una moto para pasear por vías rápidas.
La ergonomía es confortable para pilotos de 180 cm de altura y para viajar a 112 km/h es muy tranquila. El viento trata de echarte hacia atrás en una moto como ésta, pero el bajo asiento y la estructura con forma de carenado por delante de las barras de la parte anterior significa que puedes obviar el eterno empuje de dicho viento.
Su aspecto más destacable es la suavidad de funcionamiento, consiguiéndose ésta gracias al motor V-Rod de H-D que utiliza, a sus controles, al accionamiento del embrague, a la palanca de cambio y al depósito de gasolina totalmente pulido. Vamos que encontrarás todo lo que podrías esperar de una motocicleta moderna.
Esta moto esta construida como obra de arte. Nadie en sus cabales habría intentado fabricar la Travertson V-Rex y ponerla en la carretera, pero Travert lo ha hecho. Tiene algunas concesiones funcionales en un esfuerzo por hacer honor al impacto del concepto virtual, pero es real y funciona. Y existen muy pocas cosas en este planeta que produzcan un impacto como el de esta moto.
Artuculo de:
www.motociclismo.es
Actualmente, mi mandíbula se desploma por el mero hecho de estar conduciendo esta motocicleta. Hace sólo unos años, esta máquina era el producto de la imaginación del poder «pixelador» de la mente de un ilustrador informático llamado Tim Cameron. Este australiano estuvo dibujando fantasías digitales sobre dos ruedas (www.timcamerondesign.com.au), pero ahora estoy conduciendo la bestia, mientras circulo en dirección hacia México por la autopista de la Costa del Pacífico en una tarde calurosa. Esta moto existe gracias a la persistencia de un emigrante francés llamado Christian Travert. Ahora viviendo en Florida, Travert, constructor de la deportiva propulsada por turbina Y2K de helicóptero, vio la ilustración y contactó con Cameron. Los dos se pusieron de acuerdo y la moto, ahora, un par de años después, rueda por la autopista y ya se ha fabricado una primera serie.
Mi oportunidad para probar la «Tex» vino de manos del primer propietario de una, Jack Reynolds. Él consiguió la moto de 39.000 dólares (25.043 euros) gracias los ingresos que le proporciona su negocio de alquiler de motos (www.werentmotorcycles.com) y contó con Travert para que se la dedicara.
A pesar del extraña estampa de la V-Rex, la experiencia de conducción es sorprendentemente convencional. La distancia entre ejes es increíblemente larga por la masiva horquilla de bieletas delantera, pero la dirección es muy ligera. De hecho, a baja velocidad es incluso demasiado ligera, es exactamente lo opuesto a una pesada dirección chopper. A buena velocidad, la conducción es suave y virtualmente no hay hundimiento de la horquilla en la frenada. La mayor pega para conducir esta moto es la casi completa falta de altura libre al suelo a la hora de tomar curvas. Hasta ahora nunca había conducido una moto con tan poco capacidad para inclinar. Con el limitado ángulo de giro de la dirección, la falta de altura libre al suelo y la larga distancia entre ejes, los cambios de sentido están fuera de cuestión e incluso un giro normal de 90 grados en la carretera debe ser negociado a bajísima velocidad. Es una moto para pasear por vías rápidas.
La ergonomía es confortable para pilotos de 180 cm de altura y para viajar a 112 km/h es muy tranquila. El viento trata de echarte hacia atrás en una moto como ésta, pero el bajo asiento y la estructura con forma de carenado por delante de las barras de la parte anterior significa que puedes obviar el eterno empuje de dicho viento.
Su aspecto más destacable es la suavidad de funcionamiento, consiguiéndose ésta gracias al motor V-Rod de H-D que utiliza, a sus controles, al accionamiento del embrague, a la palanca de cambio y al depósito de gasolina totalmente pulido. Vamos que encontrarás todo lo que podrías esperar de una motocicleta moderna.
Esta moto esta construida como obra de arte. Nadie en sus cabales habría intentado fabricar la Travertson V-Rex y ponerla en la carretera, pero Travert lo ha hecho. Tiene algunas concesiones funcionales en un esfuerzo por hacer honor al impacto del concepto virtual, pero es real y funciona. Y existen muy pocas cosas en este planeta que produzcan un impacto como el de esta moto.
Artuculo de:
www.motociclismo.es
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